ASIGNATURA PENDIENTE: EL TRABAJO DE LA MUJER. Juan Fdez de la Cueva

Asignatura pendiente: el trabajo de la mujer

ASIGNATURA PENDIENTE: EL TRABAJO DE LA MUJER

Juan Fernández de la Cueva Martínez-Raposo
-Director del Secretariado diocesano de Pastoral del Trabajo de Madrid-
26.3.21

Ahora que se ha pasado el fervor del 8 de marzo quiero reflejar la situación de la mujer en el trabajo, para evitar que la efervescencia de esa Jornada sea como flor de un día más en el calendario. Voy a repasar la situación de la mujer ante el trabajo (especialmente a consecuencia de la Pandemia) como una asignatura pendiente de la que tenemos que examinarnos.

ASIGNATURA PENDIENTE: EL TRABAJO DE LA MUJER. Juan Fdez de la Cueva

Como prólogo, a nivel general de España, el paro femenino representa más del 4% que el masculino y el salario femenino es un 14% más bajo que el masculino.

El primer capítulo de nuestra asignatura pendiente: el trabajo de la mujer comienza por revisar la misma definición habitual del trabajo. Suele equipararse trabajo a empleo remunerado. Pero esto es una trampa interesada del capitalismo para conseguir que sea el libre mercado quien establezca el valor del trabajo. La perversión consiste en reducir el trabajo a una mercancía más y su valor a una variable económica que depende de la cotización del mercado.

La Doctrina Social de la Iglesia afirma que el componente prioritario del trabajo consiste en ser una actividad de la persona, por encima de todos los demás elementos necesarios (capital, máquinas, técnica…) (CDSI 276) Según esto el empleo es solo una forma más de trabajo. Por tanto, se puede decir que una mujer que cuida a sus hijos o a sus padres y produce un beneficio para el funcionamiento de la sociedad, está currando en un trabajo esencial sin remuneración. En España, nada menos que el 40% del PIB proviene de los cuidados no remunerados, mientras que el turismo aporta el 15% en sus mejores años, y la automoción el 5%. Esta pandemia ha aumentado el trabajo de cuidados no remunerado (Informe de políticas: Las repercusiones de la COVID-19 en las mujeres, pág. 7).

El segundo capítulo de la asignatura pendiente del trabajo de la mujer se sitúa en el mundo sanitario y el sector de cuidados, en los que las mujeres son mayoritarias. Ellas han sido las más castigadas por el paro según los datos de la Encuesta de población activa del Instituto Nacional de estadística. Por otro lado, las mujeres se encuentran en situación de mayor vulnerabilidad y más expuestas al contagio entre las trabajadoras que pide esta pandemia. No obstante, en el mundo sanitario, solo el 25% de mujeres ocupan puestos directivos a nivel mundial.

 El tercer capítulo de nuestra asignatura pendiente se concentra en las empleadas de hogar. El 96% de las personas trabajadoras de este sector son mujeres, la mayoría inmigrantes. La crisis desatada por el coronavirus ha impedido que puedan cuidar a una persona mayor. Muchas dicen sinceramente «nadie nos quiere ahora en sus casas». Además, las que no se quedan sin empleo, se enfrentan a la necesidad de trabajar menos horas, o las mismas pero cobrando menos. Resulta paradójico que ellas, instrumento principal para la conciliación de otras familias, no puedan lograr la propia. No tienen más remedio que navegar en la economía sumergida porque las empleadas de hogar no tienen derecho al paro, entre otros derechos laborales.

 El cuarto capítulo de nuestra asignatura pendiente se centra en el sector servicios de la industria turística debido al parón que supone los confinamientos impuestos por las autoridades para detener al escandaloso crecimiento del Covid-19. Esto ha afectado a profesiones como las azafatas de vuelo, las trabajadoras de turoperadores, las camareras de piso y las limpiadoras de los hoteles. Ellas han sufrido el paro o la precariedad llegando a no poder afrontar sus gastos básicos.

El quinto capítulo de nuestra asignatura pendiente reside en la juventud trabajadora. La tasa española de desempleo juvenil (39,6% entre 16-24 años) es la mayor de toda Europa, y la de temporalidad laboral (63% entre 16-24 años) casi triplica la media europea. Como consecuencia, las trabajadoras jóvenes se ven sometidas a una elevada rotación laboral, puesto que los contratos son de duración muy corta (a veces de unas horas) y en condiciones precarias, según el Consejo de Juventud de España, 2020. Eso conlleva a hacer imposible los objetivos humanos tan universales como: ser autosuficientes, trabajar en aquello que se está especializada, formar un hogar, conseguir una vivienda adecuada. Así, una joven española debe emplear por término medio el 85% de su salario para comprarla.

Conclusión:

Como se ve la asignatura pendiente del trabajo de la mujer merece la calificación de suspenso. Pero esto para la Iglesia no es un dato demoledor paralizante, sino un reto y una oportunidad para la tarea de reconstruir del diseño de nuestro Dios sobre el trabajo. El Magisterio eclesial en el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia define así las tareas para superar este suspenso: “garantizar la presencia de las mujeres en el ámbito laboral, su acceso a la formación profesional, el derecho y tutela de los derechos de las mujeres en el ámbito laboral de forma que la organización del trabajo corresponda a la dignidad y la vocación de la mujer” (CDSI 295).

2 comentarios

  1. Juan, muchas gracias por este artículo, donde algo más que sabido «duele» por mujer y por ser las más vulnerables en tantas áreas y especialmente en el trabajo. Un abrazo

  2. Esta muy bien que la Iglesia se preocupe por la situación de la mujer en nuestra sociedad. Cuando la sociedad se preocupe por la situación de la mujer en la Iglesia y pida paridad en los órganos de dirección de la Iglesia tendremos un Problema o acaso empezaremos a solucionar el problema que tenemos. La situación que tiene la mujer en la iglesia doctrinal y geológicamente no es la que quiere Dios.
    Hay muchas afirmaciones de la doctrina de la Iglesia sobre la mujer que, son en el mejor de los casos, desafortunadas. Por ejemplo en la Inter Insigniores el documento de la Iglesia en el que se niega el acceso de la mujer al sacerdocio ministerial se afirma que la mujer no tiene suficiente parecido con Cristo para poder ser sacerdotes pues los fieles difícilmente podrían ver a Cristo en una mujer puesto que Cristo es un varón. Afirmación que supongo hoy día no se haría pero que nadie se ha molestado en corregir.
    Necesita ser corregida porque en Hebreos se dice que Cristo se hizo igual en todo a los que debía salvar , en todo menos en el pecado. Por tanto el grado de semejanza de Cristo con un varón es el mismo que con una mujer “en todo menos en el pecado” La mayor semejanza con Cristo la da la santidad de la persona no el sexo ni la edad ni la tribu ni la inteligencia.
    Igualmente el día del juicio los condenados no podrán pedir que se les exima del 50% de sus pecados alegando que difícilmente podrían ver a Cristo en una mujer necesitada puesto que Cristo es un varón.
    El “Verbo” se hizo” Carne” se hizo persona humana, el sexo es una opción no esencial como lo puede ser el coeficiente intelectual o la tribu.
    Ya va siendo hora de que en la iglesia quien tenga algo de autoridad empiece a cambiar cosas con respecto a la situación de la mujer en la Iglesia

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