Día europeo contra la trata

Día Europeo Contra la Trata

18 de OCTUBRE – DÍA EUROPEO CONTRA la TRATA

Ana Almarza Cuadrado
Coordinadora de la Comisión Contra la Trata de Personas
(Vic. para el Desarrollo Integral y la Innovación de la Diócesis de Madrid)

En momentos de crisis, aumenta el trabajo forzoso para fines de explotación laboral, mendicidad, actividades delictivas, y explotación sexual de migrantes victimas de trata.

Arte con sentido verano 2020 Día Mundial contra la trata de personasVivir con los ojos abiertos y el corazón atento, saber dar razón de nuestra fe, ser co-participes en la reconstrucción de nuestra sociedad desde las claves y valores que nos presenta el Evangelio, conocer la realidad en la que viven nuestros hermanos y hermanas víctimas de la trata de personas con fines de explotación, es una responsabilidad ineludible del compromiso cristiano. El Papa Francisco nos invita y reta a hacernos conscientes de la realidad en la que viven muchos hombres y mujeres: “Siempre me angustió la situación de los que son objeto de las diversas formas de trata de personas. Quisiera que se escuchara el grito de Dios preguntándonos a todos: «¿Dónde está tu hermano?» (Gn 4,9). ¿Dónde está tu hermano esclavo? ¿Dónde está ese que estás matando cada día en el taller clandestino, en la red de prostitución, en los niños que utilizas para mendicidad, en aquel que tiene que trabajar a escondidas porque no ha sido formalizado? No nos hagamos los distraídos. Hay mucho de complicidad. ¡La pregunta es para todos! En nuestras ciudades está instalado este crimen mafioso y aberrante, y muchos tienen las manos preñadas de sangre debido a la complicidad cómoda y muda.” (E.G. 211). ¿Seríamos capaces de responder a estas preguntas?, ¿dónde están…?, o ¿somos cómplices de tantas situaciones de trata. En una sociedad marcada por la injusticia, la desigualdad y la vulneración de derechos, las palabras de Martin Luther King en su lucha a favor de los derechos y la justicia nos sigue interpelando “No me preocupa el grito de los violentos, de los corruptos, de los deshonestos, de los sin ética. Lo que más me preocupa es el silencio de los buenos”.

Levantemos la voz y hablemos de la trata de personas. Tal vez no hayamos nunca oído hablar de este crimen, o tengamos una vaga idea, o lo hayamos visto sólo como algo de mujeres con fines de explotación sexual. La trata de personas es un delito que consiste en captar y trasladar de un lugar a otro, “recibir y alojar” a una persona, por medio de engaño, violencia, amenazas, rapto, abuso u otras formas de coacción, con el fin de explotarlas y sacar con ello mucho beneficio económico a costa de arrasar la dignidad de quienes la sufren. El Día Europeo Contra la Trata es una oportunidad de ir más allá de lo que habitualmente muestran los medios de comunicación y de las medidas impulsadas por las administraciones en los últimos años, que han estado centradas, por el grandísimo número de quien la padece, casi única y exclusivamente en la trata con fines de explotación sexual. Sin embargo, la trata tiene también otros fines. El artículo 177 bis de nuestro Código Penal tipifica, además de la trata con fines de explotación sexual, las siguientes manifestaciones del delito: la imposición de trabajo o de servicios forzados, la esclavitud o prácticas similares a la esclavitud, la servidumbre o a la mendicidad, la explotación para realizar actividades delictivas, la extracción de sus órganos corporales, y la celebración de matrimonios forzados.

Desde la Iglesia nos parece muy importante dar a conocer la situación que viven las víctimas de trata para otros fines porque no hacerlo, o hacerlo sólo para las mujeres víctimas para fines de explotación sexual, contribuye a una mayor vulnerabilidad de la persona en cuanto a su protección, asistencia y reparación que puede llegar a constituir un trato discriminatorio y contrario a las obligaciones internacionales del Estado español de proteger los derechos humanos de las personas que han sido víctimas de trata con cualquier finalidad. Esta situación produce víctimas de trata de seres humanos de «primera” y de «segunda» categoría. En la última carta encíclica Fratelli Tutti, el Papa Francisco vuelve a insistir en que hay que poner fin a la trata. Así, en el  número 24 nos insta a que “a pesar de que la comunidad internacional ha adoptado diversos acuerdos para poner fin a la esclavitud en todas sus formas, y ha dispuesto varias estrategias para combatir este fenómeno, todavía hay millones de personas —niños, hombres y mujeres de todas las edades— privados de su libertad y obligados a vivir en condiciones similares a la esclavitud. […] Hoy como ayer, en la raíz de la esclavitud se encuentra una concepción de la persona humana que admite que pueda ser tratada como un objeto. […] La persona humana, creada a imagen y semejanza de Dios, queda privada de la libertad, mercantilizada, reducida a ser propiedad de otro, con la fuerza, el engaño o la constricción física o psicológica; es tratada como un medio y no como un fin». Las redes criminales «utilizan hábilmente las modernas tecnologías informáticas para embaucar a jóvenes y niños en todas las partes del mundo… Esto convierte a la trata de personas y a otras formas actuales de esclavitud en un problema mundial que necesita ser tomado en serio por la humanidad en su conjunto, porque «como las organizaciones criminales utilizan redes globales para lograr sus objetivos, la acción para derrotar a este fenómeno requiere un esfuerzo conjunto y también global por parte de los diferentes agentes que conforman la sociedad”.

Vemos necesario, por lo tanto, abordar la complejidad del fenómeno de la trata de una forma integral, tanto si es trata nacional como si lo es transnacional. Debemos, además, tener en cuenta que España es en muchas ocasiones país de origen, tránsito o destino de las personas tratadas para cualquier fin de explotación. La trata conlleva un amplio abanico de violaciones de los derechos de sus víctimas, y puede constituir, en ocasiones, una forma de tortura y un trato cruel, inhumano y degradante. Las víctimas encuentran numerosas barreras y obstáculos para acceder y disfrutar plenamente de estos derechos. Siendo la trata de personas una grave violación de los derechos humanos se debe garantizar que las víctimas sean sujetos de derechos, dándoles acceso al máximo nivel de protección y prestaciones, así como acceso a la justicia y reparación.

En el momento de crisis sociopolítica, económica y social que estamos viviendo, agravado por la situación COVID-19, los problemas relacionados con la identificación y la protección de las víctimas de trata y/o trabajo forzoso en el contexto actual de la migración no se han atendido adecuadamente ni en el plano nacional, regional ni internacional, según el Informe de la Relatora Especial sobre la trata de personas de la ONU.

Basándonos en la experiencia de los proyectos de iglesia y en los documentos de estos últimos años, consideramos que muchas personas pueden estar siendo víctimas de trata y/o trabajo forzoso, y no se están identificando, por falta de conocimiento, medios e información de los agentes implicados. Por este motivo, creemos que es importante dar a conocer y continuar con el trabajo que estamos realizando.

Como no subrayar, en el Día Europeo Contra la tTrata, y en este contexto de crisis económica, que el trabajo forzoso, según la definición de la OIT, puede entenderse como el trabajo que se realiza de manera involuntaria y bajo amenaza de una pena cualquiera. El Papa, en Fratelli Tutti (Nº 86) “A veces me asombra que, con semejantes motivaciones, a la Iglesia le haya llevado tanto tiempo condenar contundentemente la esclavitud y diversas formas de violencia”.  Urge dar a conocer y denunciar las situaciones en las que se encuentran las personas migrantes que están forzadas a trabajar mediante el uso de violencia o intimidación, o por medios más sutiles como una deuda manipulada, retención de documentos de identidad o amenazas de denuncia a las autoridades de inmigración. Es un compromiso de una iglesia en salida y en los márgenes, como nos invita constantemente el Papa Francisco a “reconocer a cada ser humano como un hermano o una hermana y buscar una amistad social que integre a todos no son meras utopías. Exigen la decisión y la capacidad para encontrar los caminos eficaces que las hagan realmente posibles”.

Escribe tu comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.