Día Mundial Contra la Trata de Personas 2022

Día Mundial Contra la Trata de Personas

Día Mundial Contra la Trata de Personas
“MI VIDA LA VIVO YO,
sin nadie que me obligue, me humille ni me quite mi libertad”
– 30 de julio de 2022 –

Artículo de Ana Almarza Cuadrado,
Comisión diocesana contra la trata, Madrid.

[Véase también el comunicado de Mª Francisca Sánchez Vara, Directora del Departamento de Trata de la Conferencia Episcopal Española]

Día Mundial Contra la Trata de Personas 2022Han pasado 9 años desde que en diciembre de 2013 la Asamblea General de Naciones Unidas instauró el 30 de julio Día Mundial contra la Trata de Personas, con los objetivos de concienciar sobre la situación de las víctimas y, promocionar y proteger sus derechos. A pesar de los esfuerzos realizados, la trata sigue aumentando, proporcionando cifras tan alarmantes como las que nos da la Organización Internacional del Trabajo (OIT): “más de 40 millones de personas en todo el mundo son víctimas de la esclavitud moderna. […] Abarca prácticas como el trabajo forzoso y el matrimonio forzado, […] situaciones de explotación en las que una persona no puede rechazar o abandonar debido a amenazas, violencia, coerción, engaño o abuso de poder. […] más de 150 millones de niños están sujetos al trabajo infantil, lo que representa casi uno de cada diez niños en todo el mundo”.

Hoy es un día no sólo para orar y hablar de la trata, sino también, y sobre todo, para comprometernos, hacer algo para terminar, en palabras del Papa Francisco, con este “crimen contra la humanidad”, que “desfigura la humanidad de la víctima, ofendiendo su libertad y dignidad”. Y, al mismo tiempo, “deshumaniza a quienes la llevan a cabo, negándoles el acceso a la vida en abundancia”.

Unos apuntes para saber de qué estamos hablando. La trata, consiste, -a través del engaño, el secuestro, el fraude, abuso de poder o de una posición de vulnerabilidad- en comprar y vender a personas por ingentes sumas económicas con el fin de explotarlas para trabajo o servicios forzados, esclavitud o prácticas similares a la esclavitud, matrimonios forzosos, siendo la explotación sexual la más frecuente. Y de estas, según los datos, el 75% son mujeres y niñas, aumentando el número de hombres y niños. Es importante reseñar que la trata se nutre, sobre todo, de la injusticia, desigualdad y pobreza. Que es una grave transgresión de los Derechos Humanos, que viola principios y derechos tan elementales como la vida, la integridad física, la seguridad, la dignidad y el desarrollo personal, y subrayar que profana la vida, que para los creyentes es templo de Dios. Atenta contra la libertad de movimientos y el derecho de la persona a no ser sometida a trato degradante.

Además del sufrimiento que genera en las víctimas, es escandaloso que quienes sustentan la trata son hombres y mujeres –tratantes- que se aprovechan de las situaciones de pobreza, falta de oportunidades, desastres naturales, guerras y otras circunstancias que generan sufrimiento para engañar, a niños, niñas o personas adultas y venderlas para su explotación, sin olvidar que, con más o menos consciencia, podemos ser responsables en sustentarla. Francisco nos lo dice claramente: “No podemos hacernos los distraídos: todos estamos llamados a salir de cualquier forma de hipocresía, afrontando la realidad de que somos parte del problema. El problema no está en la vereda de enfrente: me involucra. No nos está permitido mirar hacia otra parte y declarar nuestra ignorancia o nuestra inocencia”.

Dos fuentes de captación son especialmente preocupantes en este momento que estamos viviendo en el que la crisis económica, de valores, social, y política está llevando a muchas personas “al descarte”. La trata aparece mayoritariamente vinculada a la migración, las crisis migratorias son aprovechadas por las redes delictivas para actuar contra las personas más vulnerables. Actualmente no sólo sacándolas de sus países de origen generando la trata transnacional, sino también aprovechándose de la situación política y administrativa de nuestro país, de la situación de la guerra de Ucrania, de la Frontera Sur, de la situación en la que se quedan migrantes que superan los 18 años y pasan a ser ex tutelados… Y esto nos lleva a ver como la trata interna va aumentando en los últimos años.  La otra fuente de captación es la llevada a cabo por medio de las redes sociales, en la última década se ha dado un incremento de los delitos de trata a través de esas rede. Lo dice el evangelio, “los hijos de las tinieblas son más sagaces que los hijos de la luz” (Lc 16, 8). «Por desgracia, las formas modernas de esclavitud siguen extendiéndose, incluso en las zonas más desarrolladas del mundo. Espero que la lucha contra la trata de personas también tenga más en cuenta una serie de realidades más amplias, como el uso responsable de la tecnología y las redes sociales y la necesidad de una visión ética renovada de la vida política, económica y social, centrada no en el beneficio sino en las personas«, advirtió el Santo Padre en la conferencia internacional del Grupo Santa Marta, celebrada en mayo de este año.

Francisco está especialmente sensibilizado por las consecuencias de la trata. A lo largo de su pontificado en varias ocasiones ha dicho “una de las heridas más dolorosas de nuestro tiempo es la herida abierta de la trata de seres humanos, una moderna forma de esclavitud que viola la dignidad, don de Dios, de tantos de nuestros hermanos y hermanas…” Y en la Exhortación apostólica Evangelii Gaudium con toda claridad nos dice “Siempre me angustió la situación de los que son objeto de las diversas formas de trata de personas. Quisiera que se escuchara el grito de Dios preguntándonos a todos: «¿Dónde está tu hermano?» (Gn. 4,9). ¿Dónde está tu hermano esclavo? ¿Dónde está ese que estás matando cada día en el taller clandestino, en la red de prostitución, en los niños que utilizas para mendicidad, en aquel que tiene que trabajar a escondidas porque no ha sido formalizado? No nos hagamos los distraídos. Hay mucho de complicidad. ¡La pregunta es para todos! En nuestras ciudades está instalado este crimen mafioso y aberrante, y muchos tienen las manos preñadas de sangre debido a la complicidad cómoda y muda.”

La Iglesia, alentada por el Papa, está dando respuestas concretas e importantes. En la Archidiócesis de Madrid, dentro de la Vicaría para el Desarrollo Humano Integral y la Innovación está la “Comisión contra la Trata” que se suma a las diócesis que forman parte del Departamento de Trata de Personas de la Subcomisión Episcopal para las Migraciones y Movilidad Humana proyectando respuestas coherentes, carismáticas, trabajando en red, de forma coordinada y profesional, para combatir la trata y acompañar a víctimas y supervivientes de manera integral.

¿Qué puedes hacer, tú que estás leyendo esto, en el Día Mundial contra la Trata de Personas?

Si eres creyente, ora por las víctimas, más aún, ora también por quienes generan la trata. Puedes seguir informándote sobre las causas y las consecuencias. Acércate a alguna organización que actúe en contra de estos graves delitos. Reúnete con tu grupo, y proponles ver alguna película sobre la trata.  Podéis compartir vuestras reflexiones en redes sociales. Se de esas personas que deciden cambiar nuestra sociedad, y forman parte activa de la iglesia que necesita respuestas nuevas en este mundo que está en continuo cambio, y sigue generando sufrimiento, injusticia, víctimas de trata. Afina el oído, encauza tu mirada, abre el corazón, presta tus manos y orienta, si no los tienes ya, tus pasos hacia acoger el sufrimiento de quienes sufren la explotación y camines a su lado.

Terminamos con el testimonio de una superviviente de la trata. “Mi nombre es Anahy, tengo 23 años. La vida me enseño que no es fácil, pero que siempre hay una segunda oportunidad para empezar, que nunca es tarde para gritar NO MÁS. No fue fácil, nadie dijo que lo fuera, pero si se quiere se puede; recuerdo con alegría y con miedo el día que vinieron por mí y me sacaron de ese lugar, que me dijeron tranquila que no estás sola, ya se acabó, ya se acabó tu miedo y ya se acabó tu soledad. Gracias a Proyecto Esperanza un año después tengo una nueva vida. MI VIDA LA VIVO YO, sin nadie que me obligue, me humille ni me quite mi libertad. Ahora tengo planes, un futuro por delante, muchos sueños por cumplir sin miedo a que nadie me los quite ni me diga que yo no valgo. ¡Ahora la primera prioridad soy yo!”.

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