Viaje a la Frontera Sur – Tendiendo Puentes

La red Migrantes Con Derechos, integrada por Cáritas Española, la Comisión Episcopal de Migraciones, CONFER, y Justicia y Paz, realizó una visita a la Frontera Sur del 8 al 11 de abril, bajo el lema Tendiendo Puentes. En ambas orillas visitaron varios proyectos de acogida a inmigrantes y refugiados. Y en Tarifa, en la Playa de Los Lances, celebraron una emotiva oración en recuerdo de todas las personas que han perdido la vida en el Mediterráneo.

Rufino García, delegado episcopal de Migraciones de la diócesis de Madrid, aporta la siguiente crónica:

RELATO DEL VIAJE A LA FRONTERA SUR (7-11 DE ABRIL DE 2018) (*)

“Tendiendo Puentes”

“Hablamos de emigrantes, de hombres, mujeres y niños erradicados de su tierra, echados de sus hogares, apartados de su cultura, desplazados de su mundo, señalados como una amenaza. Participios y más participios de exclusión, verbos de sufrimiento para los excluidos y de crueldad para quienes los excluyen. Erradicados, echados apartados, desplazados, señalados: participios pasivos de verbos cuyo sujeto agente no es Dios, sino los endiosados; no es la justicia, sino la inequidad; no es la solidaridad, sino la indiferencia…”

Este texto que me sirve para comenzar el relato de mi experiencia en el Viaje a la Frontera Sur, forma parte del prólogo de Santiago Agrelo, arzobispo de Tánger, en un libro que publicó en 2015: “Emigrante: el color de la esperanza». Y lo he elegido, porque resume muy bien una de las claves fundamentales de mi experiencia en este viaje: el sufrimiento injusto de quienes son “echados de sus hogares, apartados de su cultura, desplazados de su mundo, señalados como una amenaza”.

1.- ORIGEN Y OBJETIVOS DEL VIAJE:

La Red Intereclesial Migrantes con Derechos, formada por la Confederación de Cáritas Española, por la Confederación de Religiosos y Religiosas, la Comisión Episcopal de Migraciones y Justicia y Paz, ha organizado esta iniciativa que, con el sugerente lema de “Tendiendo Puentes”, pretende conocer de modo directo la dolorosa realidad de los inmigrantes en la Frontera Sur, crear lazos fraternos con los proyectos de acogida que se llevan a cabo allí, apoyarlos y dar a conocer lo que “hemos visto y oído”. Este viaje ha sido el primero de los tres que se realizarán en julio a Melilla y a Nador y en octubre a Rabat.

Es muy importante destacar que esta iniciativa no corresponde sólo ni principalmente a estas cuatro entidades que forman parte de la Red Migrantes con Derechos. Ellas son, efectivamente, el rostro visible de la iniciativa. Pero, en realidad, es la Iglesia española la que, a través de ellas, y de todos los proyectos de acogida que se llevan a cabo allí, se hace presente como Iglesia samaritana que intenta responder evangélicamente a la pregunta “¿Dónde está tu hermano?”(Gen  4, 9), sale al encuentro del prójimo que está tirado al borde del camino (Lc 10, 30-37) y clama contra una injusticia contraria a los derechos humanos y al plan que Dios tiene para la humanidad.

El lema de la iniciativa, “Tendiendo Puentes”, es también muy significativo y necesita poca explicación: allí donde se establecen fronteras, se edifican muros y se construyen vallas con concertinas, apostamos por tender puentes que faciliten la relación, el diálogo, el encuentro y la comunicación entre las personas y los pueblos. El fenómeno de la movilidad humana, contemplado y vivido desde esta perspectiva, no es sólo un problema al que habrá que buscar soluciones justas, sino también y, sobre todo, una oportunidad de enriquecimiento mutuo.

2.- ITINERARIO DEL VIAJE:

No se trata tanto de describir al detalle todos los lugares que visitamos y todos los proyectos que conocimos, descripción que desbordaría en extensión las pretensiones de esta reflexión, cuanto de reflejar los aspectos más significativos de ese itinerario. Conocer la realidad física y el espacio ayuda, ciertamente, a conocer mejor la realidad más profunda que viven las personas (ese era uno de los objetivos del viaje), pero, a partir de ahí, se trata, sobre todo, de hacer una lectura creyente de esa realidad que nos lleve a recorrer ese otro itinerario de encuentro con Dios y con las personas en las que Él se hace presente. Por utilizar las palabras de Gabriel Delgado, delegado de Migraciones de la diócesis de Cádiz-Ceuta, la cuestión es abrir las Puertas de la Misericordia en todas aquellas realidades de la Frontera en las que esa Misericordia se hace presente y necesaria.

En todas las personas que conocimos, en todos los proyectos que visitamos, en todos los lugares que pisamos…. experimentábamos una sensación de sobrecogimiento que se manifestaba de formas muy diversas: enmudecimiento, lágrimas, agradecimiento, indignación, oración…. Desde que comenzamos nuestro itinerario en Jerez de la Frontera hasta que lo concluimos en Tánger, pasando por Tarifa, Algeciras, el Estrecho y la frontera con Marruecos, tuvimos el pálpito de que pisábamos tierra sagrada y de que había que caminar descalzos por esa tierra. Me estoy refiriendo entonces a un “itinerario espiritual” que incluye también el espacial y el geográfico y en el que, sin ánimo de ser exhaustivo, nos encontramos con algunos hitos significativos:

  1. La fuerza, el coraje y la dignidad de quienes se atreven a soñar un futuro mejor para ellos y para sus familias y emprenden un auténtico éxodo que empieza en sus países de origen y que no siempre concluye en la “tierra prometida”: fronteras, mafias, desiertos, valla, explotación, muerte (impresionante la visita al cementerio de Tarifa donde están enterrados inmigrantes sin nombre que han perecido en las aguas del Estrecho y han sido arrojados a las playas gaditanas) son obstáculos y dificultades que conocíamos “de oídas” y que tuvimos la oportunidad de escuchar en vivo y en directo a algunos de sus protagonistas en testimonios verdaderamente estremecedores.
  2. El enorme caudal de solidaridad que se despliega en todas aquellas personas y entidades de la sociedad civil y de la Iglesia que se hacen compañeras de camino en el duro y difícil camino de los inmigrantes y de los refugiados. Personas y entidades como Helena Maleno y su red organizativa Caminando Fronteras que salvan muchas vidas en la Frontera Sur en coordinación con Salvamento Marítimo y que, sin embargo, son criminalizadas y acusadas de favorecer la inmigración irregular y el tráfico de personas, como le está sucediendo también al barco Proactiva Open Arms o les ha sucedido a los bomberos voluntarios de Proemaid, felizmente absueltos, en otros lugares del Mediterráneo. Personas y entidades que realizan un trabajo acogedor, inclusivo e integrador, en el que los inmigrantes no son meros destinatarios o beneficiarios, sino participantes activos. Como muestra de ese estilo de trabajo, baste sólo un botón: el obispo de Tánger, Santiago Agrelo, participa como voluntario en una de las actividades, coordinada por un senegalés, del proyecto TAM (Tánger Acoge Migrantes). Y lo mismo podemos decir de los otros proyectos y actividades que conocimos: la Delegación diocesana de Migraciones de Cádiz-Ceuta y su ingente labor desde hace más de 25 años, los proyectos Elin y el Centro de Atención a Inmigrantes San Antonio en Ceuta, el Hogar La Salle en Jerez de la Frontera…. También importante y encomiable es el trabajo de ACNUR en esta zona de Frontera.
  3. En ese itinerario de fraternidad y de solidaridad, hubo también un espacio para la oración. Fue un Encuentro-Oración que tuvo lugar en Tarifa, cerca de la Playa de los Lances y del Estrecho de Gibraltar, a pocos kilómetros de la costa africana y con un viento de poniente que soplaba con fuerza, como es habitual allí. En ese Encuentro Oración, en el que participó un imán, nos reunimos unas 400 personas venidas de diferentes lugares y países. Fue un gesto cuyo objetivo quedó muy bien expresado en la monición de entrada: “Sentirnos parte de esta gran familia humana, con los hermanos y hermanas que nos vienen, nos tiene que llevar a tener gestos de convivencia y solidaridad que fortalezcan nuestros vínculos fraternales. Cada cual, desde las creencias de su comunidad religiosa, seguro que tiene razones, más que suficientes, para caminar de la mano y llegar juntos a la felicidad que tanto deseamos”. La arena que tomamos en nuestras manos y depositamos en otras y la que recibimos de otras manos y la guardamos en un saquito de tela es un símbolo de unidad y de solidaridad que conservaremos siempre en nuestra memoria.
  4. En ese itinerario de esperanza, pero también de dolor, de sufrimiento y de muerte, hubo otros lugares que conocimos y visitamos: la puerta de entrada al CIE de Tarifa, situado en una isla-fortaleza, justo en el límite entre los dos mares; el Estrecho, espacio entre dos continentes que están cerca físicamente y, sin embargo, tan lejos como el Norte y el Sur, lugar donde muchos sueños quedan truncados; el CETI (Centro de Estancia Temporal para Inmigrantes) de Ceuta; la valla, con sus concertinas, que circunda el perímetro de la ciudad de Ceuta; la playa del Tarajal, donde 15 personas murieron ahogadas el 6 de Febrero de 2014 cuando trataban de eludir a nado el dique que separa Marruecos de Ceuta para entrar en España y un operativo de 56 agentes de la Guardia Civil descargó sobre ellos 145 balas de goma y cinco botes de humo de ocultación, con el objetivo de frustrar la tentativa y dispersarlos; el paso de la frontera desde Ceuta a Marruecos y las largas colas de coches y de personas que pasan de un lado a otro de la frontera para vender mercancías (el 75% de las porteadoras son mujeres y sobre ellas recae literalmente el peso de mantener a sus familias), soportando las inclemencias de la noche y del tiempo e intentando subsistir de esa manera; los inmigrantes que sobreviven escondidos en los bosques próximos a Tánger y a la valla, esperando la ocasión para subir a una patera o saltar la valla;……. Lugares y espacios en el tránsito hacia la península o hacia otros países de Europa con el objetivo de buscar un futuro mejor que no siempre encuentran.

En estos lugares y espacios, resonó con especial fuerza la llamada del Papa Francisco a “acoger, proteger, promover e integrar a los emigrantes y refugiados” en su mensaje con motivo de la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado 2018. Y, en esa llamada del Papa y de la realidad que contemplábamos, nos sentimos interpelados personalmente, como miembros y entidades de la Iglesia y como ciudadan@s de un Estado, España, que pertenece a la Unión Europea y que es parte activa en unas políticas migratorias absolutamente restrictivas y carentes de sentido humanitario cuando no gravemente contrarias a las convenciones internacionales en materia de derechos humanos. Hay una serie de cuestiones estructurales, jurídicas, administrativas, etc. que revelan un planteamiento de fondo que no aborda las causas de la emigración en su origen, la situación de las personas inmigrantes y refugiadas en los países en tránsito y una política acogedora e integradora en los países de acogida. Cada persona, la sociedad civil, las Iglesias, las administraciones públicas y el gobierno, en los distintos niveles y esferas de nuestras competencias, somos gravemente responsables, cómplices por acción u omisión, de una situación que está provocando un sufrimiento injusto e inútil a muchos millones de seres humanos que tienen rostro y nombre: SON PERSONAS. ¿Seremos cómplices de “la globalización de la indiferencia” o participantes comprometidos en “la globalización de la solidaridad”? Los 20 puntos para un Pacto Global en materia de inmigración y refugio  que el Dicasterio vaticano para la Promoción del Desarrollo Humano Integral propone a la comunidad internacional son una hoja de ruta muy sugerente para despertar conciencias y salvar vidas.

3.- DAMOS TESTIMONIO DE LO QUE HEMOS VISTO Y OÍDO:

Esta frase, que es una de las respuestas que Jesús da a Nicodemo en el diálogo que mantiene con él (Jn 3, 11), es un compromiso que hemos contraído al haber realizado este viaje. Ha sido un privilegio, ciertamente, haber tenido la oportunidad de haber vivido esta experiencia tan rica e intensa, pero, a la vez, este privilegio conlleva la responsabilidad de dar testimonio de lo que hemos visto y oído.

Además del relato narrado en los apartados anteriores (es imposible contarlo todo), me he quedado con algunas frases bíblicas y otras que no lo son que han resonado a lo largo del viaje y que bien pudieran servir para aproximarnos a una lectura creyente y/o humana de la realidad que hemos vivido:

  • “¿Dónde está tu hermano?….. La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra” (Gen 4, 9-10).
  • “Si un emigrante reside con vosotros en vuestro país, no lo oprimiréis. El emigrante que reside entre vosotros será para vosotros como el indígena: lo amarás como a ti mismo, porque emigrantes fuisteis en Egipto”  (Lev 19, 32-34).
  • “Esta es la tierra que dividiréis entre las tribus de Israel. Os la repartiréis a suertes, como propiedad hereditaria, entre vosotros y los extranjeros residentes que hayan tenido hijos entre vosotros. Ellos serán para vosotros como hijos de Israel nativos”(Ez 47, 21-22).
  • “José se levantó, tomó al niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto y se quedó hasta la muerte de Herodes” (Mt 2, 14).
  • “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista; a poner en libertad a los oprimidos; a proclamar el año de gracia del Señor” (Lc 4, 18-19).
  • “¿Cuál de estos tres te parece que ha sido prójimo del que cayó en manos de los bandidos? Él dijo: El que practicó la misericordia con él. Jesús le dijo: Anda y haz tú lo mismo” (Lc 10, 36-37).
  • “Entonces dirá el rey a los de su derecha: Venid, vosotros, benditos de mi Padre; heredad el Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, en la cárcel y vinisteis a verme” (Mt 25, 34-36).
  • “Si alguno dice: Amo a Dios, y aborrece a su hermano, es un mentiroso; pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve. Y hemos recibido de él este mandamiento: quien ama a Dios, ame también a su hermano” (1Jn 4, 19-21).
  • “No hay judío y griego, esclavo y libre, hombre y mujer, porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús” (Gal 3, 28).
  • “¿Por qué tanto sufrimiento injusto e inútil?
  • “Un europeo puede ir donde quiera, pero un africano no”.
  • “Para el extranjero, la persona que lo acoge es como una luz que ilumina su ruta”.
  • “Es necesario analizar las causas de las migraciones forzosas”.
  • “¡¡GRACIAS!!

Cada una de estas frases nos podría dar para una reflexión amplia sobre la realidad migratoria que se da en la Frontera Sur y seguramente también en otras fronteras y para hacer una lectura creyente de la misma. Relacionando unas con otras, me sirven para enumerar telegráficamente algunas cosas que hemos podido constatar en este viaje:

  1. La gran mayoría de las personas que salen de sus países se ven forzadas a hacerlo. Eso nos recuerda el derecho olvidado a no tener que migrar.
  2. Esta realidad impuesta causa un sufrimiento injusto e inútil.
  3. Hay fronteras geográficas y vallas interiores.
  4. Hay muchos colectivos eclesiales y sociales que han hecho suyo el dolor de las personas inmigrantes y se solidarizan con ellas.
  5. 5.- La actitud acogedora e integradora nos enriquece mutuamente.
  6. 6.- El Dios de Jesucristo apuesta, en palabras del Papa Francisco, por “la globalización de la solidaridad frente a la globalización de la indiferencia” y se pone de parte de las víctimas de un sistema de pecado que genera exclusión, injusticia y muerte.

Personalmente, estoy muy agradecido a quien me ha invitado a participar en este viaje (la Secretaría de la Comisión Episcopal de Migraciones), a quienes lo han organizado, a mis compañer@s de viaje, a todas las personas que hemos conocido y a Dios que “obra todo en todos”, porque me ha servido para conocer mucho más de cerca esta realidad, cuestionarme mi forma de vida y mi escala de valores, valorar más la enorme dignidad y la capacidad de soñar de quienes arriesgan su vida en busca de un futuro mejor y apostar claramente por “la globalización de la solidaridad frente a la globalización de la indiferencia”. Otro mundo y otras relaciones humanas son posibles y deseables.

             EPÍLOGO:

Comenzaba este relato con un texto del prólogo del libro de Santiago Agrelo, obispo de Tánger, “Emigrante: el color de la esperanza”, y lo concluyo con otro texto del mismo prólogo. Si aquel texto reflejaba una de las claves de mi experiencia en este viaje (el sufrimiento injusto), este texto refleja otra clave no menos importante: la esperanza.   

“Mi esperanza es que un día las fronteras se vuelvan umbrales que los pobres atraviesen hacia el interior de una casa de todos, y que, en el emigrante, quienes lo reciban vean a Dios, vulnerable en sus hijos, vean a un hermano que llega de lejos, vean la belleza de un futuro más hermoso para todos.

            ¡TODO ES DEL COLOR DE LA ESPERANZA CON QUE VIVIMOS!”

                                                                                    En Madrid, Mayo de 2018.

            Rufino García Antón, Delegado diocesano de Migraciones de Madrid y participante en este viaje en calidad de representante de la  Comisión Episcopal de Migraciones junto a los Delegados de las diócesis de Huelva y Cádiz-Ceuta.

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(*) Aunque en realidad el viaje de todo el grupo empezó el día 8 con el Encuentro-Oración de Tarifa, incluyo también el día 7, porque varias de las personas ya tuvimos nuestra primera experiencia ese día por la tarde.

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