Vigilia de oración contra la Trata

[ver al final material complementario; entrada publicada el 17.1.19, actualizada el 10.2.19]

Vigilia de Oración en el Día Mundial de Oraciòn y Reflexión contra la Trata (8 de febrero, memoria de Santa Josefina Bakhita, religiosa sudanesa que padeció la esclavitud):

  • CUANDO: 8.2.19 a las 20 horas.
  • DÓNDE: Parroquia Santa María del Pilar. c/ de los Reyes Magos, 3.
  • CONVOCA: Grupo Intereclesial contra la Trata de la Comisión de Migraciones de la Conferencia Episcopal.

MATERIAL COMPLEMENTARIO (pincha en cada ítem del índice para ir a él)

1. Orientaciones Pastorales sobre la Trata, elaborados por el dicasterio vaticano para el Desarrollo Humano Integral y aprobadas por el papa Francisco.
2. Informe 2018 de la ONU sobre la Trata (en inglés).
3. Resumen del informe anterior.
4. Discurso de Francisco para la Jornada del año pasado (2018).
5. Vídeo de la CEE (2019).
6. Muy interesante artículo de José Luis Pinilla (9.2.19, en Religión Digital).


1. ORIENTACIONES PASTORALES SOBRE LA TRATA, elaboradas por el dicasterio vaticano para el Desarrollo Humano Integral y aprobadas por el papa Francisco.


INFORME 2018 DE LA ONU SOBRE LA TRATA (en inglés)

La Oficina contra la Droga y el Delito (UNODC) de la ONU analiza más de 24.000 casos de trata documentados principalmente en 2016, aunque también recoge datos de años anteriores en un total de 142 países.El informe puede leerse a continuación o descargarse aquí (más adelante hay un resumen en español).


RESUMEN DEL INFORME ANTERIOR (publicado en Desalambre por @iciar_gutierrez)

Esclavas sexuales y niños soldado: la trata de personas en conflictos alcanza «dimensiones terribles», según la ONU

  • Un informe reciente de Naciones Unidas alerta del aumento de la esclavitud moderna y de su uso en contextos de violencia como estrategia para reclutar a nuevos combatientes y atemorizar a la población
  • En 2016, un 59% de las víctimas de trata detectadas en todo el mundo fueron sometidas a explotación sexual y un 34% a condiciones laborales de esclavitud
  • Mujeres y niñas continúan siendo las principales víctimas, con más de un 70% de los casos

Mujeres secuestradas por grupos armados que son utilizadas como esclavas sexuales para «recompensar» a los combatientes. Niños reclutados como soldados para sembrar el miedo en la población civil y facilitar su obediencia. La trata de personas en contextos de conflicto armado está adquiriendo «dimensiones terribles» en todo el mundo, según ha alertado Naciones Unidas esta semana.

«En situaciones caracterizadas por la violencia, la brutalidad y la coacción, los tratantes pueden operar con todavía mayor impunidad», dice Yury Fedotox, el director ejecutivo de la Oficina contra la Droga y el Delito (UNODC), que ha publicado recientemente un informe que analiza más de 24.000 casos de trata documentados principalmente 2016, aunque también recoge datos de años anteriores en un total de 142 países.

El estudio se centra en el uso de la «esclavitud del siglo XXI» en los escenarios de guerra y violencia, que en 2016 alcanzaron los mayores niveles en los últimos 30 años, según la agencia de la ONU. En ellos, los combatientes utilizan la trata como parte de su estrategia para «aumentar su poder militar y sus recursos económicos» para financiar sus operaciones. Por ejemplo, a través de la extorsión a las familias de las víctimas de explotación sexual u ofreciendo esclavas sexuales como táctica para reclutar nuevos combatientes.

«Los reclutadores de ISIS [a través de las redes sociales] se hacen amigos de las jóvenes, las halagan y elogian, y a menudo abusan de su vulnerabilidad. Una vez que han llegado a los territorios controlados por ISIS, estas mujeres y niñas son entregadas como ‘esposas’ o esclavas sexuales a los combatientes», sostiene el documento.

El informe destaca el caso de Nadia Murad, activista yazidí y premio Nobel de la Paz en 2018, que fue esclavizada por el ISIS en Irak. En 2016, la ONU registró cientos de casos de violencia sexual en la guerra de Sudán del Sur, donde las mujeres fueron secuestradas y esclavizadas sexualmente por parte del Ejército de Liberación del Pueblo de Sudán durante más de cuatro meses, en los que también presenciaron el asesinato de otras víctimas detenidas, según el informe.

La ONU también ha documentado la trata dentro de los matrimonios forzados y su uso como parte de la estrategia de los grupos armados en algunos contextos, como el secuestro de cientos de niñas y jóvenes en Nigeria por parte del grupo terrorista Boko Haram, como las 200 menores de la comunidad de Chibok en 2014, con el propósito de casarlas por la fuerza con los combatientes.

En Sudán del Sur, más del 40% de los 376 casos de violencia sexual registrados en el conflicto armado se registraron como matrimonios forzados. En ellos, explican, la esposa es sometida a abusos, violencia y violaciones, lo que lleva a la ONU a analizarlo como una forma de explotación. Este fenómeno, según Naciones Unidas, se ha detectado en la mayoría de los conflictos en África, Oriente Medio y Asia.

A ello se le suma el reclutamiento de menores en las filas de los grupos armados, para lo que utilizan diferentes métodos, como «ejercer presión sobre la población local prometiendo seguridad frente a las amenazas externas a cambio de niños reclutados». Otras veces, los menores se unen a los combatientes por la falta de otras opciones. En 2016, se documentaron 7.734 casos de niños vinculados a grupos armados. Los más mayores son reclutados para participar activamente en los combates, mientras los más pequeños son utilizados para otras tareas de «apoyo» a sus operaciones como cocinar o con trabajos como la construcción, sostiene la ONU.

De acuerdo con el informe, más de la mitad de los miembros del grupo terrorista Al Shabab, de Somalia, son niños. De la mano del reclutamiento va la coacción a los menores para perpetrar atentados. Es el caso de Boko Haram, que, según lleva tiempo alertando Unicef, ha llegado a utilizar a niños de ocho años en ataques suicidas. El número de ataques cometidos por menores en la región del Lago Chad aumentó de 4 en 2014 a 44 en 2015, según precisa el documento.

En la otra cara de la moneda están quienes viven en las zonas cercanas a los conflictos, como los desplazados y refugiados, que pueden acabar siendo víctimas del trabajo forzoso y la explotación sexual. «Entre los refugiados en campamentos formales e informales y en los contextos urbanos de Oriente Medio, algunas familias han sentido que no tenían otra opción que vender a sus hijas para casarse y obtener algo de dinero para mantener al resto de la familia. Algunos de estos matrimonios tuvieron como resultado que las niñas y las mujeres fueran coaccionadas para la explotación sexual», explica la ONU.

Según el documento, milicias y grupos criminales han tratado de explotar a los desplazados por los conflictos de Siria, Irak y Afganistán. «En los países que albergan grandes campamentos de refugiados, los refugiados sirios corren el riesgo de ser engañados en condiciones de trabajo de explotación. Los niños que viven dentro y fuera de los campos pueden ser explotados mendigando en la calle», ejemplifican. A ello se le une el riesgo de convertirse en víctimas de trata durante las peligrosas rutas en busca de refugio seguro, debido principalmente a la falta de vías legales de acceso a otros países. Es el caso de Libia, donde se han documentado numerosos abusos contra la población migrante, entre ellos la venta de esclavos.

La explotación sexual, el delito más frecuente

Si se atiende a los datos globales analizados –los países documentaron un total de 24.687 casos en 2016– la explotación sexual sigue siendo el delito más frecuente, con un 59% de las víctimas detectadas. Pero no es el único, como repiten reiteradamente las ONG especializadas. La trata con fines de explotación laboral, o el trabajo forzado representa el 34% de los casos, por ejemplo, en tareas domésticas o en sectores como la minería y la pesca. La explotación sexual fue la forma de trata más recurrente en todas las regiones del mundo salvo en África y Oriente Medio, donde sobresale el trabajo forzado.

Las estadísticas aportadas por el informe vuelven a constatar que mujeres adultas y niñas son las principales víctimas de la trata en todo el mundo, con un 72% de casos, un 49% y un 23% respectivamente. En Centroamérica y el Caribe se ha detectado a más niñas como víctimas de explotación sexual que en otras partes del mundo, donde suelen ser mujeres adultas.

Por su parte, los hombres representan el 21% de las víctimas y los niños un 7%. Los varones son más de la mitad de los casos de trata para trabajos forzados, aunque el 35% de las víctimas que sufren condiciones laborales de esclavitud son también mujeres y niñas. El estudio recuerda otras formas de explotación a las que son sometidos los menores, como la mendicidad o actividades delictivas en beneficio de terceros.

Asimismo, la ONU recuerda que, aunque la mayor parte de los casos son detectados en los países de origen de las víctimas, los Estados ricos suelen ser destinos habituales de personas que caen en la trata transnacional tras ser engañadas por redes delictivas. En Europa occidental y meridional y los países de Oriente Medio, la UNODC ha registrado una proporción considerable de víctimas de trata de personas procedentes de otras regiones, algo poco frecuente en otros continentes.

No obstante, estas cifras son solo la punta del iceberg, ya que muchas de las víctimas no son detectadas y «no todos los países cuentan con mecanismos adecuados para perseguir este delito», recuerda la agencia de Naciones Unidas. El estudio concluye que el número de casos documentados ha aumentado –desde algo más de 20.000 en 2014 hasta más de 24.000 en 2016–, lo que, según explican, puede deberse a que los países «cuentan con más medios para detectarlas»: mientras en 2009, solo 26 países tenían instituciones que recopilaban datos sobre trata, en la actualidad son 65 los Estados que dan un seguimiento al alcance de este delito.


DISCURSO DE FRANCISCO para la Jornada del año pasado (2018)
(puede leerse a continuación o descargarse aquí)


VÍDEO DE LA CEE para la Jornada 2019


José Luis Pinilla: «ESTAMOS DORMIDAS. ALGÚN PRÍNCIPE TE BESA Y TE DUERME. CUANDO TE DESPERTÁS, EL PRÍNCIPE TE APORREA»

La Conferencia Episcopal Española, a través de la Comisión Episcopal de Migraciones creó una Sección al respecto de la trata en 2010. Al frente de esta Sección está el Obispo de Vitoria D. Juan Carlos Elizalde y se coordina en una Red interclesial.

La sección tiene entre uno de sus ejes el compromiso de actuación contra la trata de seres humanos con fines de explotación (sobre todo con mujeres y menores en riesgo). A lo largo de los últimos años se ha venido realizando un intenso trabajo en dicha red con otras entidades civiles y de la iglesia . Como en los distintos ámbitos, también en el eclesial es un problema que que abordamos desde la humildad pero desde la persistencia.

Queríamos visibilizar, sensibilizar y actuar según el lema del Papa Francisco para este año: Juntos contra la trata. Lo han hecho y los siguen haciendo esta semana muchas diócesis en España porque el tema desde que se inició hace cuatro años, sigue creciendo (esta vez en mas de 30 diocesis se ha vivido como empuje) .ES como una provocación eclesial para cumplir el evangelio.

Y sobre todo dignificar y agradecer el papel y el servicio de la mujer en la sociedad y en la Iglesia. Por eso luchar contra la trata es dignificarla como se merece y de cuya dignidad tanto supone un golpe, un hachazo frente a tanto machismo escondido y tantas veces publico que hace de la humanidad una realidad muy, muy coja.

«No hay mujer que no resulte sospechosa de mala conducta. Según los boleros, son todas ingratas. Según los tangos, son todas putas (menos mamá). Confirmaciones del derecho de propiedad: el macho propietario comprueba a golpes su derecho de propiedad sobre la hembra. (…) Vuela torcida la humanidad, pájaro de un ala sola» (Fragmento de Patas arriba. La escuela del mundo al revés, por Eduardo Galeano)

El vuelo torcido de la humanidad según la metáfora de Galeano, cuando solo lo dirige el ala masculina, nos conduce al desastre. Y el vuelo de la humanidad cae en picado, o se mantiene inestable siempre… hasta que la dignidad de la mujer quede restablecida por completo. Machismo y racismo van de la misma mano sosteniendo el ineficaz aleteo masculino. Mientras la mujer, – mejor con la pata quebrada y en casa- nacida para fabricar hijos, desvestir borrachos, vestir santos, o vender su cuerpo, ha sido condenada muchas veces a los suburbios de la historia (eclesiástica y mundana) donde no anida el sagrado pájaro de la dignidad y la libertad.

Reivindicar la justicia ante este drama es vincularla en defensa de la dignidad humana -en este caso las personas traficadas con fines de explotación sexual- con otros dos pilares básicos: el bien común y la solidaridad fundada en la justicia social, hoy tan necesitada de globalización efectiva.

Una vez más nos hallamos ante un problema de injusticia social internacional e inequidad que nos plantea debates muy profundos que no son objeto directo de este artículo (por ejemplo, la prostitución como trabajo y el consentimiento, o la invisibilidad del cliente, o la prostitución como efecto de la emigración irregular, etc…). Pero sí se puede afirmar que la violencia estructural ejercida a nivel global reproduce unos mecanismos de subordinación, dependencia y explotación sumamente provechosos para la trata. El alarmante aumento de la trata de seres humanos con fines de explotación sexual es uno de los problemas políticos, sociales y económicos urgentes vinculados al proceso de globalización. Una cuestión de justicia internacional impostergable.

La dignidad es el valor inalienable de la persona humana, que tiene valor y no precio, que no puede ser objeto de transacción. Aunque no negamos que el utilitarismo es un valor importante de nuestra cultura, pero este es válido cuando hablamos de objetos e instrumentos, nunca de personas. Porque supone una falta de reconocimiento de la valía intrínseca, y no circunstancial, del otro. El utilitarismo está presente en el olvido de los ancianos, en la falta de preocupación por tantas familias o niños en riesgo de exclusión o en los flujos migratorios cuando solo se ven desde el punto de vista laboral o de seguridad ( solo para unos) Y lo está de forma muy visible en la relación con el fenómeno de la trata de personas con fines de explotación sexual.

Es un ultraje vergonzoso a la dignidad humana y una grave violación de los derechos humanos fundamentales. «La esclavitud, la prostitución, la trata de blancas y de jóvenes, así como las condiciones ignominiosas de trabajo en las que los obreros son tratados como meros instrumentos de lucro, no como personas libres y responsables», son «oprobios que, al corromper la civilización humana, deshonran más a quienes los practican que a quienes padecen la injusticia y son totalmente contrarios al honor debido al Creador» (Gaudium et spes, 27).

Ante ello no basta una moral «sentimentaloide» que reacciona hipócritamente ante las portadas de medios que denuncian la prostitución mientras se enriquecen con ella junto a otros muchos grupos y entidades públicas y privadas corrompidas. Esta no suscita más que un comentario soez o avergonzado, ante estos males del prójimo (de la «prójima» normalmente) que apenas obligan. Pero la solidaridad en la visión ética cristiana no es opcional sino obligante.

No sólo una solidaridad de «huracán», de «colecta urgente», de estímulo inmediato. Hay que superar el inmediatismo. Hay que cambiar la perspectiva y descubrir que este don de la solidaridad hacia estas víctimas es un reto que tendremos que profundizar. Y caminar más hacia el descubrimiento de que lo importante no es sólo cómo paliar los efectos del desastre, sino hacer a las gentes menos vulnerables que sobrevivan hoy con dignidad. De ahí la necesidad de acudir cada vez más a la educación en red para sensibilizarnos ante este fenómeno.

«Estamos dormidas- dice una obrera del barrio Casavalle de Montevideo -Algún príncipe te besa y te duerme. Cuando te despertás, el príncipe te aporrea»… dice Galeano, en el fragmento citado. «O te vende», decimos nosotros ahora . Hoy tras la Jornada de oración y reflexión contra la trata cuya emocionante vigilia se celebró ayer apenas me dejó dormir.

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