Comisión por la Comunión Eclesial

Comisión diocesana por la comunión eclesialLa página propia de esta Comisión está aquí. Y aquí está su Facebook.

La Comisión Diocesana por la Comunión Eclesial surge por la trascendencia y la necesidad de que el Agua Viva de la Comunión despierte y sea con todos, para todos y entre todos. El anhelo de Comunión existe en todos los bautizados. La Comunión no se puede institucionalizar, como no se puede institucionalizar el alma o el Espíritu. No ha nacido para convertirse en una organización más de las muchas que tenemos en la estructura diocesana. Carece incluso de carácter jurídico. Y se presenta, trasversal, carismática, profética y diocesana, e íntimamente unida a la vocación y misión propias del Obispo, y por tanto, a la vocación y misión de la Iglesia, de todos los bautizados en la Comunión Trinitaria.

La Comisión por la Comunión se establece por acuerdo del Consejo Episcopal, y alentada por el Plan Diocesano de Evangelización y por la aportación de algunos grupos que han sentido histórica y vocacionalmente el anhelo de una Comunión más profunda. Su finalidad es ayudar a despertar en todos los cristianos católicos, en la Diócesis de Madrid, una mayor conciencia y anhelo de la Comunión. Pretendemos recuperar de modo vivo la oración de Cristo: ‘Que todos sean UNO’. Y así, la Comisión, convocada por el Arzobispo, y compuesta por 15 hermanos, ha sido elegida, sin buscar representantes de grupo alguno, y sí buscando personas enamoradas de la Comunión, y pertenecientes a las diversas sensibilidades que se manifiestan y viven en la Iglesia Diocesana.

Comisión por la comunión eclesial MadridLa Comisión pretende hacer hincapié y resaltar la identidad cristiana, la que nos da el hecho de ser bautizados y discípulos de Cristo Jesús, hijos amados del mismo Padre, y que viven con el impulso del Espíritu Santo en la unidad y la Comunión de la Iglesia. Otra cosa es la pertenencia concreta a una parroquia, a un movimiento, a un instituto, a una congregación o a cualquier otra institución de la Iglesia. Esa pertenencia expone la diversidad poliédrica de la Iglesia. Pero no dejaremos de buscar el modo de evitar pensar o creer que es lo mismo la identidad y la pertenencia. Si lo evitamos, evitaremos una parte importante de la confusión y las divisiones.

Pretende humildemente cultivar y recomponer los ESPACIOS de comunión a todos los niveles en el entramado de la vida diocesana. “Los espacios de comunión  han de ser cultivados y ampliados día a día, a todos los niveles, en el entramado de la vida de cada Iglesia” (NMI 45); priorizar y promover la Espiritualidad de la Comunión y la participación” y explorar el cómo responder a ese gran desafío –que nos retó Juan Pablo II en su carta N.M.I. y que ha asumido también el papa Francisco- de hacer “de la Iglesia la Casa y Escuela de la Comunión y la Participación”. ¡Nada más y nada menos!. Y así  impregnar de alma y dar vida de modo trasversal a todas las estructuras y comunidades eclesiales; a poner nombre a las máscaras de comunión. Sin juicios y con misericordia; y a ser una mesa para explorar nuevos caminos desde la creatividad.

Quiere ser un pequeño cauce de Comunión participativa, abierta, dinámica, creativa y reconciliadora, que vaya tejiendo redes invisibles y puentes transitables para todos, al mismo tiempo que vaya despertando a una nueva conciencia, la conciencia del «Todos Uno», para el Reino, para el Bien de todos, como iglesia de Jesús.

Intuimos que esta Espiritualidad de la Comunión y la Participación, es una llamada a una renovación profunda de cada uno. Es un revulsivo de conversión y humanización de toda la iglesia. Nada humano nos debe ser ajeno. Humanizar sus instituciones, celebraciones, instalaciones, ministerios pastorales, ….  con la acogida, buen ambiente, confianza, escucha, afectos y también con una profecía conjunta y misericordiosa….   “Antes de programar iniciativas concretas, hace falta promover una Espiritualidad de la comunión como principio educativo en todos los lugares donde se forma el hombre y el cristiano, donde se educan los ministros del altar, las personas consagradas y los agentes pastorales, donde se construyen las familias y las comunidades ”; Los espacios de comunión  han de ser cultivados y ampliados día a día, a todos los niveles, en el entramado de la vida de cada Iglesia” (S. Juan Pablo NMI nº 43 y 45).  

<< Es esencial en el papel del pastor en la Iglesia particular una “espiritualidad diocesana” que sea reflejo de la “comunión trinitaria”, la cual es el “principal modelo de referencia para la comunidad eclesial”.  Nos convertimos “en experto en espiritualidad de comunión gracias a la conversión a Cristo, a la apertura dócil a la acción de su Espíritu, a la acogida de los hermanos. Como bien sabemos, la fecundidad del apostolado no depende sólo de la actividad y de los esfuerzos organizativos, por otro lado, necesarios, si no, en primer lugar, de la acción divina”>>. (Discurso papa Francisco a la Asamblea Internacional de la Confederación Unión Apostólica del Clero. 16 de Noviembre 2017)

Algunas imágenes con las que dar razón de lo que es la Comunión:

  1. La Comunión es Piedra angular. Que cierra el templo que somos, le da estabilidad y consistencia. El fundamento de todo es la Trinidad. El culmen es la Comunión: la Trinidad y nosotros. Así en la historia. Lo demás se nos dará por añadidura.
  2. La Comunión de como la gran asignatura pendiente de la Iglesia. Postergada de modo continuado por nuestra preocupación por las cosas de Dios, y las urgencias de las mismas, vividas en nuestros grupos de pertenencia, y que nos hacen correr el riesgo de olvidar o achicar la vivencia de lo esencial, que es la Comunión.
  3. La Comunión es como el valor en los soldados. Se la presupone en todos nosotros, pero no se activa, salvo en tiempo de persecución.
  4. La Comunión es como una hoguera que enciende a otra hoguera. En Comunión sois luz. La comunión es la luz que guiará a los pueblos. Encendamos las hogueras unas con otras.
  5. La Comunión es como la sal que sazona y hace agradable y apetecible el pertenecer a la anciana y siempre renovada Iglesia.
  6. La Comunión son vasos comunicantes. Alguien conecta con el Agua Viva y comienza a dejar que los vasos, intercomunicados unos con otros, se vayan llenando.
  7. La Comunión es el pan y el pescado con los que poder alimentar con justicia al pueblo de Dios. Sin ella le hacemos hambrear.
  8. La Comunión es el fermento de una vida fraterna, fundamentada en el Espíritu de Cristo y en la Trinidad.
  9. La Comunión es la fiesta. El gozo. Nada produce tanta alegría como estar unidos y en armonía.
  10. La Comunión es madre crucificada. No es feminismo. Es franciscanismo. “Sed madres unos para los otros”, decía San Francisco de Asís. La unión y comunión generan esta maternidad servicial y crucificada.
  11. La Comunión es cosa de amigos. Si no hay amistad humana trabada y trabajada, no esperemos que renazca el don de la Comunión. Será verdadera amistad la Comunión se ve aguada y retardada.
  12. La Comunión es interconexión e intercomunicación. Es redes informáticas. Todos en unión de palabra con todos. Para que el espíritu de todos llegue a todos.
  13. La Comunión es un nido caliente en el que cabe todo el Cuerpo de Cristo.
  14. La Comunión se anhela desde el abismo.
  15. La rueda siempre en movimiento de la Comunión hace que poco a poco vayamos entendiendo y desvelando lo que esconde la Comunión.
  16. Vicente Morales en el Monasterio de Armenteira, citó: “El que no siembra conmigo, desparrama”. La historia de la Iglesia habla de este desparrame. De una Iglesia desparramada.
  17. La Comunión de los cristianos es máscara de comunión (J.P. II. NMI).
  18. Los cristianos buscan fuentes, si las fuentes se saben intercomunicadas y se comunican, está naciendo la Comunión.