El pasado 31 de julio, José Luis Segovia -Josito- fue nombrado por nuestro obispo Vicario Pastoral, lo que conllevaba dejar el cargo que tenía de ser Vicario episcopal de nuestra Vicaría de lo social, nuestra Vicaría para El Desarrollo Humano Integral y la Innovación.
Ese mismo día, nos envío una carta que encabezaba así:
PERDÓN, GRACIAS, POR FAVOR, HASTA SIEMPRE
Muy queridos amigos y amigas:
Se acaban de publicar parte de los nuevos nombramientos para distintos servicios diocesanos. Después de más de 9 años de prestar este servicio, yo le había insistido al arzobispo en que el bien de la tarea y de las personas demanda rotar y no encastillarse en los carguitos. D. José ha acogido parcialmente mi demanda porque me ha designado para un nuevo servicio diocesano como Vicario pastoral. Aún habrá que perfilar bien nuevos cometidos y dejar cerradas cosas.
Ahora no es el momento más que para, desde un agradecimiento profundamente emocionado, pediros perdón por todas las veces que no he estado a la altura o he obrado mal o he dejado de obrar bien. De algunas soy muy consciente. Otras seguramente las habéis padecido con resignación y paciencia.
Lo mejor que puedo decir de buena parte de estos años es que me lo he pasado francamente bien y siempre recordaré estos fantásticos años en la Vicaria de «la cosa» No es frivolidad. Es la dicha serena que acompaña la percepción segura de que todas las personas, cada una desde su pacífica trinchera, estabais haciendo lo mejor para aliviar el sufrimiento de nuestros hermanos y hermanas en las más diversas situaciones. Es el gozo de quienes nos sabemos siervos inútiles y desastres totales, pero queridos,, acompañados, sobrevolados y animados por el Buen Dios Todocariñoso en la tarea de ser su Buena Nueva para los hermanitos más pequeños. Ha sido un lujo servir a la Iglesia en medio de personas tan extraordinarias como a las que me dirijo y de las que he aprendido tantas cosas.
Como decían los clásicos, «sumus in via«, seguimos en Camino.
Un abrazo y hasta siempre,
Josito.