INCENDIO EN SANTO DOMINGO DE LA CALZADA
[Véase en esta entrada una recopilación de las actuaciones recientes más destacadas de nuestra Iglesia de Madrid en Cañada Real]
Ayer sufrió un incendio la parroquia Santo Domingo de la Calzada, de Madrid. Está situada junto a la zona más degradada de Cañada Real (para los/as que no seáis de Madrid: esa zona de Cañada Real es, con diferencia, uno de los asentamientos más míseros de Europa, si no el que más).
Reproducimos a continuación el esplendido comunicado -espléndido humanamente, y evangélicamente- de su párroco, Agustín Rodríguez Teso:
«Aunque sólo sea por la necesidad que uno tiene de compartir, de dolerse en voz alta, quería compartir con todos vosotros lo que ahora nos nubla: se nos ha quemado el techo de nuestra parroquia de Santo Domingo.
No era la cubierta de Notre Dame. Era mucho más pequeña, con tela asfáltica, pero era la nuestra. El domingo pasado bajo esa cubierta, celebramos con el santo patrón que somos lugar de encuentro, lugar y espacio de acogida. Que ahí, a cubierto, habíamos sido capaces de gestar grandes hazañas como el disfrutar los unos de los otros, de unificar culturas diferentes, de querernos a pesar de ser distintos. Que ahí, a cubierto, bajo ese techo, nos habíamos atrevido a soñar cosas imposibles (los comedores, los grupos comunitarios, los campamentos… los dentistas, los chicos de Encuentros con Dignidad… Las clases de Barró, las reuniones de todo tipo, las fiestas, los cumpleaños, los Reyes…). No, no era la Notre Dame, pero tampoco tenía mucho que envidiar… si salvamos algunos cuantos detalles, y en definitiva, al fin y al cabo, y sobre todo, era la nuestra.
Anoche, tras una pelea, uno de nuestros vecinos, de nuestros hermanos que malviven y mal duermen junto a los muros de la parroquia, se debió alborotar mucho y alguien quiso quemar su casa. Era de cartón y madera, y ardió. Ardió con furia. Con tanta rabia que el fuego subió hacia lo alto, alcanzó la tela asfáltica de la cubierta, y prendió.
Uno de los chicos corrió a buscar ayuda. Le costó cinco euros, pero consiguió que le dieran agua para intentar apagarlo. Y no pudo. Llegaron los bomberos y se hicieron con el control. Lo apagaron. Ahora queda un gran agujero en la cubierta. Lo que era la parte del templo, ahora tiene el cielo por techo. Se ven las vigas de madera muy chamuscadas. Los que saben nos dirán si está muy dañada o no la estructura de la techumbre, pero no tiene demasiada mala pinta. Cuando se marcharon los bomberos aparecieron los que viven de la carroña, aquellos que migajan lo que queda tras los desastres, tras los derribos… y quisieron entrar y llevarse todo. Pero otro de los chicos del proyecto pensó “Que nos están robando!!” y se puso a defender el baluarte con uñas y dientes. Sólo se han llevado el microondas, pero hemos aprendido que esto es nuestro, y no sólo de los de la parroquia, ni de los de Cruz Roja, ni de los dentistas, ni de los de Barró, ni de los Cáritas, ni del ICI, ni de los Comisionados, ni del Fanal, ni de Alamedillas, ni de ASPA, ni de Voces… no. Esto es NUESTRO, de todos nosotros y un halo fuerte de DIGNIDAD ha hecho posible que lo siga siendo.
Pensamos que sólo era el problema de esa zona, la de más al fondo, y que podríamos haber seguido prestando atención esta tarde, pero luego han empezado a caer trozos de pintura de la zona de más cerca de la puerta, y pensamos que la escayola se podría venir abajo, así que esa parte tampoco la vamos a poder usar. Ni podremos celebrar allí, ni atender. Además no hay luz, por lo que la zona de los dentistas tampoco se puede usar, al menos hasta que la recuperemos. Esa zona no parece dañada.
Así que, de momento, no tenemos nada. Habrá que ir poco a poco.
Y será así: poco a poco, como solemos hacer las cosas en Cañada. Poco a poco, pero convencidos de que hay futuro, de que mañana seguiremos haciendo lo nuestro: anunciar que el Dios de la Vida es más fuerte que cualquier tipo de muerte. Sólo se nos ha quemado la cubierta. Lo demás, el corazón, los sueños, la ilusión siguen intactos. Arreglaremos la cubierta poco a poco, a nuestro ritmo. Nos tiene que dar tiempo a digerirlo todo: desde la noche en vela de Sevi defendiendo el fuerte, a la llamada del obispo Carlos, pasando por muchas horas de teléfono y whatsapp recibiendo cariño desde todas las direcciones. Nos dará tiempo. Seguro.
Aún no sabemos dónde vamos a celebrar el domingo, pero habrá misa: faltaría más. Aún no sabemos dónde se atenderá el martes, pero se atenderá: ya os decimos nosotros que sí. Aún no sabemos cuándo van a recomenzar los dentistas, pero comenzarán: os lo aseguramos. Todavía es difícil saber cómo vamos a mantener los Encuentros con Dignidad, pero ya os decimos que algo se nos ocurrirá: ¡pues no somos…!
Gracias a todos por el apoyo y por el cariño.
Que Dios os bendiga.
Aúpa».