VIGILIA DE ORACIÓN: MEMORIA Y ESPERANZA ante el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Madrid, comisión diocesana por una vida libre de violencia contra las mujeres.

Mujeres: memoria y esperanza (José Luis Segovia, Josito)

José Luis Segovia, ‘Josito’
VIGILIA DE MEMORIA Y ESPERANZA ANTE LA VIOLENCIA CONTRA MUJERES
– 23 de nov. de 2023 –

[José L. Segovia es el Vicario episcopal para el Desarrollo Humano Integral en nuestra archidiócesis de Madrid. Imagen de @avogado6]

Mujer y violencia.I. Lo que no se nombra, no existe.
De lo que no se hace memoria, se pierde en el olvido.
Lo que no se celebra y festeja se diluye en la rutina.
Y lo que no se sueña y se araña a la cruda realidad,
deviene imposible.
Por eso, esta bendita vigilia, es un grito pacífico,
pero dolorido, rotundo, innegociable, de Memoria
y, sobre todo, ojalá, de Esperanza.
Hacemos memoria de lo que nunca debió ser,
de lo que nunca debió pasar,
para que jamás, jamás, jamás, vuelva a suceder.

II. Recordamos ante Dios a quienes fueron arrancadas cruelmente de cuajo de esta vida.
Hacemos visibles
tantos llantos impotentes,
tantos silencios impuestos,
tanta violencia sibilina y lacerante.
Nuestro dolor compartido se torna en grito atronador que ansía una malla tupida de relaciones pacificas e igualitarias entre los hombres y las mujeres.
Tenemos muy reciente la Jornada penitencial por los abusos dentro de la Iglesia.
¿Cómo no recordar a las mujeres sometidas a relaciones de grosera dominación clerical, a religiosas sometidas a ritos pervertidos en el nombre de Dios?

III. En esta Vigilia resuena la voz potente del Papa
que clama contra esa “mala hierba venenosa que aqueja nuestra sociedad y que hay que eliminar de raíz”. Porque hay que cortar de raíz los semilleros culturales y mentales, los patrones de comportamiento y los estereotipos que “crecen en el suelo del prejuicio, la posesión y la injusticia”.
Definitivamente, “nuestro grado de humanidad se revela en el modo de tratar a la mujer”. Por eso, en esta vigilia, pensamos no solo en las mujeres asesinadas por la violencia machista; también recordamos a tantas niñas y mujeres maltratadas, abusadas, esclavizadas, discriminadas y “forzadas a rendirse ante la avaricia de los hombres”. Porque “donde hay relaciones de dominación, cala la cultura del abuso y del maltrato”.
El amor verdadero jamás exige prisioneros. Dios nos quiere libres, iguales y con plena igualdad. Una igualdad que se logra en la diversidad.
Hace ya varios años, Francisco afirmó con rotundidad: “La violencia contra las mujeres es una herida abierta, fruto de una cultura patriarcal y machista […]. Herir a una mujer en el cuerpo o en el espíritu es ultrajar a Dios”.

III. Hoy en nuestra cultura de la imagen y las sensaciones instantáneas, la pornografía y la hipersexualización de la vida son forma de maleducar en la cosificación de la mujer, la mercantilización de la vida y suponen una exaltación de la violencia, caldo de cultivo de múltiples abusos y formas de violencias sobre los que urge empezar a reflexionar como sociedad.

IV. Nuestro arzobispo, José Cobo, tenía mucho interés en hacerse presente: no ha podido y me ha encargado que os transmita su saludo más cariñoso y su aliento.
Agradece a la Comisión Diocesana contra la violencia ser “la avanzadilla del Evangelio en lugares de tanto dolor y tanta impotencia para las mujeres». Nos recuerda que «la oración es un abrazo. Queremos que Dios nos ayude a abrazar, desde los brazos de la cruz, a cada víctima de las violencias machistas en las que reconocemos el rostro de Cristo, víctima y salvador. Jesús siempre da vida nueva. Ahora nos pide ser sus manos y sus labios haciendo que nuestras comunidades sean verdaderamente sanadoras y cuidadoras”.
Amigas, amigos: Lo que no se nombra, no existe.
De lo que no se hace memoria, se pierde en el olvido.
Por eso, “rezar esta noche es poner a las víctimas en el centro, junto a la cruz que siempre nos preside, que es quien acoge la violencia del mundo, y nos llama a bloquear toda forma de violencia con la fuerza del Amor, propuesto como bienaventuranza para nuestro mundo”.

V. Lo que no se nombra, no existe.
De lo que no se hace memoria, se pierde en el olvido.
Por eso, para el Buen Dios, nadie queda sin nombre, nadie se diluye en el olvido.

2 comentarios

  1. Agradezco mucho a José Tomás estas palabras tan acertadas para poner claro que la mujer no es in fervor al hombre. Tiene menos músculos pero más sensibilidad. El machismo hace mucho daño en la sociedad,y habría que condenarlo

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